«Hola, soy Manolo y he perdido a mi padre. Él nunca habló de herencia, pero nos legó una “fortuna”.
Los padres de Manolo eran muy ordenados y guardaban los papeles importantes en una carpeta azul.
Allí dormían el testamento y el “recibo de los muertos” que contrataron en 1977: todo bien atado. Aparte de pagar el entierro, la lápida y la esquela del periódico, el Seguro de Decesos gestionó todos los trámites.