El cambio de compañía de seguros es algo muy habitual, y que nos podemos plantear en ocasiones. Sea el tipo de seguro que sea: del coche, de la vivienda, de salud, etc., podemos llegar a tener la necesidad de cambiarlo. Pero hay varias cosas que hay que tener en cuenta para que este cambio no se vuelva en nuestra contra, y se convierta en una pesadilla para nosotros. Quienes tienen un mediador de seguros que les gestiona sus seguros, suelen disponer de un asesoramiento que guía en estas situaciones y les evitará más de un susto, pero para el resto es interesante que tengan en cuenta algunos consejos prácticos a la hora de decidir sobre el cambio del seguro.
Todo lo que hay que tener en cuenta si decidimos cambiar de compañía
En primer lugar, es necesario comunicar la baja del contrato de seguro a la compañía de seguros. Las pólizas de seguro son renovables anualmente, y en el caso de que no se quiera proceder a dicha renovación será necesario comunicarlo por escrito, un mes antes del vencimiento del contrato, en el caso de los asegurados, y con dos meses de antelación en el caso de las compañías de seguros. Cumplir con este requisito legal nos evitará más de un quebradero de cabeza, pues si no comunicamos nuestra intención de cambiar de seguro podemos incurrir en un impago de la prima del seguro, que podría habilitar a la aseguradora a reclamarnos el impago.
Si no comunicamos nuestra intención de cambiar de seguro podemos incurrir en un impago de la prima del seguro.
Excepcionalmente pueden darse algunas situaciones en las que pueda quedar justificado el cambio de seguro, sin la comunicación previa a la compañía de seguros, por ejemplo cuando se cambian, unilateralmente y sin comunicación previa, las condiciones del contrato (coberturas, precio, etc.), lo cual supone una modificación sustancial del contrato inicial, y por tanto podríamos proceder a su cancelación aunque no cumplamos con el aviso previo comentado anteriormente.
En segundo lugar, es muy importante tener en cuenta los periodos de cobertura, es decir, el día de finalización del seguro anterior y la entrada en vigor de la nueva póliza, para evitar periodos de no cobertura, evitando el riesgo de que pueda ocurrir un siniestro justo en esos días en los que se carece de respaldo por parte del seguro. En este punto es muy importante distinguir entre los diferentes tipos de seguro, pues en el caso de los seguros obligatorios, como por ejemplo el seguro de automóvil, además de los problemas de falta de cobertura, riesgo de tener que abonar directamente de nuestros bolsillos los daños y perjuicios causados en un accidente de tráfico, también nos puede acarrear otros perjuicios, en forma de sanciones administrativas, multas que oscilan entre los 601 y los 3.005 euros y la inmovilización del vehículo.
De igual modo es necesario tener en cuenta los posibles periodos de carencia. El periodo de carencia es el tiempo, normalmente computado en meses, que debe transcurrir desde que entra en vigor el seguro hasta que se pueden utilizar los servicios o coberturas contratados. Los periodos de carencia son muy habituales en algunos tipos de seguros, como por ejemplo los de salud, por lo que es necesario, cuando queramos cambiar de seguro tenerlos en cuenta, para evitar que esos periodos sin cobertura efectiva puedan perjudicarnos.
En tercer lugar, es importante confirmar que el nuevo seguro que vamos a contratar cumple con las coberturas y los capitales que son necesarios, pues en ocasiones podemos dejarnos deslumbrar por un precio más económico, que esconde detrás unas condiciones mucho más perjudiciales. Por ejemplo, en el seguro de hogar es importante tener en cuenta los capitales contratados, sobre todo del contenido, para evitar incurrir en un infraseguro que, en caso de ocurrir un siniestro, impedirá que obtengamos la indemnización total que nos corresponda. En los seguros de automóvil también hay que tener en cuenta la aplicación de franquicias, así como posibles compromisos que nos limiten la posibilidad de libre elección de taller, que en ocasiones pueden suponer una mejora en el precio del seguro y que debemos conocer para saber cómo actuar en caso de ser necesario.
Por último, indicar que en los casos de seguros que más complejos, como por ejemplo seguros relacionados con negocios, de responsabilidad civil, etc., es muy recomendable buscar el asesoramiento de profesionales, mediadores de seguros colegiados, que nos garantice que el seguro que contratamos sea el que mejor se adapta a nuestras necesidades, evitando errores que nos puedan suponer un grave perjuicio económico para nosotros.
En ocasiones podemos dejarnos deslumbrar por un precio más económico, que esconde detrás unas condiciones mucho más perjudiciales.
Carlos Solís